ASTRONÓMICA

DE SABADELL

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Albert MontcadaLa afición astronómica tiene muchos matices y sensibilidades. Tenemos aficionados que se han especializado en la observación visual, sea del cielo profundo, de los planetas o de la Luna; otros disfrutan de la construcción de telescopios o monturas, otros utilizan los medios de captación de imagen para hacer investigación, sea fotométrica o astrométrica. Hay, además, otros que están interesados en la astronomía teórica, la astrofísica, la cosmología, etc. y después tenemos las variedades mixtas que compaginan varias sensibilidades a la vez.

Pero una de las sensibilidades con mayor número de seguidores es la astrofotografía. Nuestro colaborador de este mes es un representante significativo de esta “afición dentro de la afición” astronómica. Se trata de Albert Moncada, una persona pausada y reflexiva pero que cuando habla de astrofotografía le brillan los ojos.

Pero ¿quién es Albert Moncada? Demos algún dato biográfico básico: 50 años, padre de dos hijas, psicólogo de formación y de profesión experto en la promoción de la salud en una administración pública. Además de la astronomía le interesa la música (toca la guitarra) y la naturaleza en general. Hace pocos días tuve la ocasión de mantener una larga conversación con él que transcribo a continuación:

¿Cuál es el “motor” de tu afición a la astrofotografía?

Obtener imágenes de objetos astronómicos genera una enorme satisfacción y lo mismo ver la mejora de los resultados con el aprendizaje… pero para mí la astrofotografía no es un fin, es un medio.

Entonces ¿cuál es el fin?

Es el “qué” y el “por qué” más que el “cómo”. Es decir, una aproximación metafísica o filosófica hacia los objetos que hay en las imágenes.

¿A qué te refieres exactamente?

A que el fin es especular sobre cuáles son los límites, sobre “qué hacemos aquí...”; en definitiva, a hacerse preguntas existenciales –Albert lo explica lentamente pensando cada palabra detenidamente.

¡Vaya!

La astrofotografía me sirve para evadirme de la rutina, conectarme con la metafísica y con el contenido de lo que estoy fotografiando, me hace cazador, con los trofeos de caza en mi ordenador y es un medio para conectar con personas con intereses similares: el grupo de astrofotografía de la Agrupación…

Como ven, la entrevista empezó fuerte y con profundidad. A los pocos minutos, de la mano de Albert, aprendí que incluso entre los astrofotógrafos las motivaciones son diversas y que la meticulosidad en las técnicas y el análisis casi microscópico de las imágenes no están reñidos con ser consciente del contenido y del significado en mayúsculas  de lo fotografiado.

Pero ¿cómo empezó tu afición?

Tenía cierto interés sobre temas científicos, pero en mi adolescencia era más dirigido hacia la Meteorología. Unos años después decidí asistir a un Curso de Introducción a la Astronomía en el Museu de la Ciencia. Lo impartió un tal Josep M Oliver.

¡Oliver está casi siempre en los inicios de vocaciones astronómicas…!

Lo viví como una experiencia muy reconfortante en la que se respondían temas que siempre me había preguntado. Por ejemplo, “¿cuál es la composición de las estrellas?”. Además era un paréntesis de la actividad cotidiana en el que se abría un mundo distinto y en el que me olvidaba de todo lo demás.

¿Hubo otros catalizadores de tu afición?

Sí, dos más. Después del curso empecé a adquirir regularmente la revista “Tribuna de Astronomía” y en una ocasión quedé muy impresionado por una imagen de la nebulosa de Orión que ocupaba dos páginas.

Está claro: empezaste a soñar en hacer fotos similares  ¿y el tercer catalizador?

Pasé unos días en una casa rural. Por la noche alguien montó unos prismáticos gigantes. Me acerqué y le pregunté si podía mirar. Sólo vi un “granito de arroz”, pero ¡se trataba de Saturno! No recuerdo nada más pero me quedó gravado en la mente.

Eso ya fue definitivo…

Cierto, me hice socio de la Astronómica y decidí comprar un telescopio. En principio fué más bien pensando en mi hija, pero la realidad es que sólo lo usé yo. Era un refractor de 80mm con montura ecuatorial automatizada. No conseguí estimular el interés de mi hija, pero cada vez estaba más “enganchado”, especialmente con la posibilidad de tomar imágenes.

¿En qué consiste tu colaboración actual con la Agrupación?

Estoy centrado en el grupo de astrofotografía del que soy el actual coordinador. Además colaboro con Manel Polanco en el programa de formación: con él, con Jordi Ortega y Aleix Puig soy profesor del curso básico de astrofotografía y del avanzado de cielo profundo. Finalmente, estoy colaborando en la edición de un libro de astrofotografía que la agrupación publicará en breve..

¿Cuál fue el siguiente paso?

Pues hacer un curso de introducción a la astrofotografía que impartió Miguel Guillen. Poco después hice mi primera fotografía a foco primario con mi Canon 400: la galaxia de Andrómeda… ¡quedó sólo una mancha blanca!, pero me dio una gran alegría.

Eso anima a seguir creciendo…

En efecto, empecé a mejorar mi técnica y mi equipamiento. Con un Schmidt-Cassegrain de 8 pulgadas pude aprender mucho, especialmente porque no es el equipo más idóneo para empezar a hacer astrofotografía y menos l cielo profundo, que es lo que a mí más me atrae. Requirió un gran esfuerzo sacarle provecho. Posteriormente adquirí una cúpula de polietileno y pude mantener mi equipo fijo en la terraza de mi casa, sin tener que montar y desmontar. Esto  también ayudó mucho.

Pero este equipo no puede satisfacer a un astrofotógrafo exigente como tú.

Cierto, empecé un “plan renove” que sigue vigente. Primero adquirí un Celestron de 11 pulgadas, después un Takahashi de 90mm y recientemente acabo de adquirir un Ritchey–Chrétien Truss de 8 pulgadas sobre una montura EQ8.

Esto puede inquietar a un neófito, parece que sin un equipamiento de altas prestaciones no es posible la excelencia…

No es así. La ambición te hace aspirar a más, pero con equipos modestos pueden obtenerse grandes resultados.

Entiendo que para eso y para más está el grupo de astrofotografía.

Cierto. En este grupo aprendemos unos de otros. Empezó con Josep M. Drudis, Jordi Ortega, Manel Polanco, Aleix Puig, Lluís Romero y yo mismo… y hoy lo componen muchos aficionados más de la Agrupación.

¿Qué actividades hacéis?

Compartimos conocimiento en reuniones periódicas, talleres y en contactos constantes vía e-mail. Aprendemos de nuestros éxitos y fracasos, del uso de programas de tratamiento de imágenes, aprovechamos los trucos de cada uno para mejorar la técnica de todos, vemos tutoriales, novedades, compartimos información sobre equipos y accesorios, etc.

Creo que más de un lector se interesará en participar en este grupo ¿Qué debe hacer?

Nada más fácil. Enviar a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.  sus datos y en breve nos pondremos en contacto con él. Será muy bienvenido.

Pero si su nivel es sólo de neófito...

No importa. Sin duda le aconsejaremos que se apunte al curso de iniciación a la astrofotografía. Después podrá crecer con los cursos de especialización en fotografía planetaria o en el de imágenes de cielo profundo…
Después de tantas imágenes que has hecho, ¿de cuáles te sientes más orgulloso?

Esto sí que es difícil de contestar –Albert se toma unos segundos de reflexión, finalmente, tras una casi imperceptible sonrisa, contesta sin titubear:

La trompa de elefante IC 1396 y la burbuja NGC 7635: dos objetos impresionantes que he podido captar bastante bien…

Bueno, dime ahora cuáles son tus proyectos más inmediatos…

En primer lugar,: espero estrenar y sacar el máximo jugo a mi nuevo telescopio. Me gustaría tomar imágenes de los objetos Arp (galaxias peculiares) con mi C11 y hacer tricromía de banda estrecha con mi nueva CCD, con el fin de luchar contra la contaminación lumínica… y seguir participando en el grupo de astrofotografía.

Bueno, pues no tienes pocos objetivos por delante, pero estoy seguro de que los irás alcanzando uno tras otro.