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RaimonReginadoEsta vez, nuestro colaborador del mes, es una de las personas que más han contribuido en la historia de nuestra Agrupación. Y me atrevo a decir que también la Agrupación es uno de los factores importantes en su vida. O sea, estamos ante un caso de gran relevancia en los dos sentidos.

Yo lo recuerdo, cuando apenas tenía 7 u 8 años de edad y me acababa de hacer socio de la Astronómica, como un “sabio” que me maravillaba con sus dibujos de Júpiter y, sobre todo, con sus explicaciones, que vivía como auténticas clases magistrales. Me dejaban boquiabierto. Él, junto con Josep M. Oliver y Josep M. Gómez, son los que forjaron mi afición a la astronomía desde la Agrupación.

Por esta razón esta entrevista tiene un valor especial para mí y me ha supuesto redescubrir a Raimon Reginaldo y recordar sensaciones casi olvidadas pero muy vividas en su momento. Pero es que el caso de Raimon no se refiere únicamente al pasado. Sigue siendo un colaborador muy activo en sus trabajos como colaborador habitual de Astrum y como conferenciante. Sus explicaciones y opiniones siguen teniendo un gran peso en nuestra Entidad.

Hace unos días mantuve una entrevista con él que, de forma aproximada, transcribo a continuación:

¿Cómo empezó tu afición?

Tendría unos 15 años cuando fui a una conferencia sobre la ONU en el edificio de la Obra Cultural de la antigua Caixa de Sabadell. Allí alguien me explicó que muy cerca estaba la sede de la Agrupación Astronómica de Sabadell.

Fue una casualidad...

En cierta manera sí. Allí contacté con Sebastià Ribes que me enseñó La Luna y Júpiter con el telescopio del observatorio, en lo alto del edificio. Quedé prendado de ello y me hice socio. En construir esta afición tuvo también mucho que ver Josep M Oliver al que ya conocía porque había sido mi profesor de dibujo en la escuela.

...y pensaste en adquirir un telescopio...

Pues no. Casi todas mis observaciones las hice con los telescopios de la Agrupación, sean los del observatorio de Sabadell o los que estaban instalados o subíamos a la cumbre de Sant Llorenç del Munt. En mi casa sólo tuve un pequeño refractor de 60mm que no usé mucho y que lo vendí enseguida.

Aquellos años eras un activo observador visual... de planetaria.

Era la época de los dibujos de Júpiter, pero también de Saturno y de Marte. Con Josep M Gómez impulsamos campañas exitosas en las que participaron muchos socios, recopilando centenares de dibujos con los que pudimos analizar los detalles de la atmósfera de Júpiter, cronometrar los pasos por el meridiano central y la evolución de numerosas formaciones, bandas, festones, óvalos, etc. –Raimon lo explica con evidente orgullo y satisfacción.

Con medios modestos se hacían muchos trabajos.

El Newton de 140mm de la Agrupación era utilizado a pleno rendimiento, así como varios telescopios en Sant Llorenç del Munt. El mayor era de 20 cm.

Hoy se les podría calificar de instrumentos de nivel medio o modesto para un aficionado.

Entonces eran de lo mejor...

Con Josep M. Gómez, en el Comité de Observaciones de la Agrupación, hacíais una espléndida labor. Ante el ocular del telescopio ¿qué diferenciaba a Reginaldo de Gómez?

Josep María es un observador muy completo y de gran agudeza visual; era capaz de discernir diferencias de tonalidad y de color que eran para mí eran invisibles. Por el contrario yo era especialista en ver detalles minúsculos.

Me consta que, desde el observatorio viste una “flare” en un grupo de manchas del tipo F...

¡Es cierto! Lo recuerdo perfectamente. Duró apenas unos segundos: una intensa luz blanca en un enorme grupo de manchas. Es un fenómeno totalmente imprevisible; tuve mucha suerte de verlo.

De aquella época de observación intensa y de dibujo concienzudo ¿Qué observación recuerdas de forma especial?

Es muy difícil de contestar. Recuerdo, por ejemplo, cuando se obtuvieron las imágenes de las sondas Pionner 10 y 11. En la gran mancha roja mostraban detalles que eran nuevos y sorprendentes para muchos. Fue una sensación especial decirme a mí mismo “yo ya los había visto” –lo expresa con una media sonrisa y sincero orgullo.

¿En qué consiste tu colaboración con la Agrupación?

Cada año hago la conferencia resumen de los nuevos descubrimientos astronómicos del año. Pero mi colaboración más regular es con “Astrum”: En primer lugar, coordino la sección de efemérides, recopilando y ordenando el trabajo realizado por Rafael Castro, Mercè Correa, Jaume Fernández, Ferran Pascual, Carles Labordena, Armand Oliva, Hilari Pallarès, Carles Schnabel y Manuel Ustrell. Por otra parte, con Albert Morral e Irene Arabia, nos repartimos las entrevistas que se publican en cada número. Además, escribo de vez en cuanto artículos sobre temas concretos de interés y, de forma fija, cada mes, la sección titulada “Las noticias más destacadas” en la que menciono las más relevantes y profundizo en una de concreta.

Mientras tanto tu vida profesional se centró en el “Museu de la Ciència”...

Verdad. Unos años después de acabar la carrera de Ciencias Físicas en la Universidad Autónoma, Joan Genebriera, entonces compañero en la Junta Directiva, me advirtió de que estaban buscando una persona que se responsabilizara del Planetario. Me recomendó y no tardé en empezar a trabajar en el “Museu de la Ciència” hasta jubilarme... ¡26 años después!

Son muchos años, con infinidad de vivencias en el museo de ciencia más importante del país...

Es cierto. Podría explicar muchas cosas. En el transcurso de estos años fui operador del planetario, responsable de las publicaciones del Museu, Jefe del proyecto del nuevo museo y Responsable de Divulgación.

Impresionante. Por otra parte, en lo que se refiere a la colaboración en las tareas de la Agrupación, has sido miembro de la Junta Directiva durante muchos años.

Primero como vocal de la Junta, después como secretario y como Vicepresidente durante 18 años, con Josep M. Oliver como Presidente. Además fui un activo miembro del Comité de Observaciones.

Gran parte de tu actividad en la Agrupación ha sido desarrollando una labor de divulgación...

He escrito muchos artículos en Astrum. No hace mucho se me entregó un diploma conmemorativo por mis 100 conferencias de los miércoles. También he impartido cursos. Recuerdo que, en ocasiones, cuando había alguna novedad astronómica, se programaba mi conferencia sin tener apenas conocimiento del tema por su novedad. En el intervalo entre la convocatoria y la conferencia lo preparaba a fondo. De esta manera aprendí mucho.

Y lo hacías muy bien. Muchos hemos aprendido gran parte de nuestros conocimientos con tus conferencias. ¿Qué temática recuerdas que por su novedad fuera de especial interés?

Por ejemplo, el descubrimiento de los primeros exoplanetas. La expectación fue muy grande y el interés por el tema sigue acrecentándose.

¿Qué otros focos de interés tienes, además de la astronomía?

Me apasiona la Teología.

Eres Físico y científico ¿Cómo puedes compaginarlo con el estudio de la Teología?

No hay contradicción alguna. Se puede compaginar perfectamente. La ciencia se ocupa de describir, hacer hipótesis y ponerlas a prueba para explicar cómo pasan las cosas. La Teología, en cambio, se ocupa de la fe, del sentido de la vida y del quién ha hecho las cosas. Son temas apasionantes e independientes, caminos paralelos que no tienen porque contradecirse.

¿Puedes poner un ejemplo?

La teoría de la evolución. No creo que se pueda dudar de su validez, así como del papel del azar en las mutaciones y estas en el proceso evolutivo. Quién sabe, quizás Dios utilizó el azar como un instrumento... -Raimon lo dice pensativo, permitiéndose esta especulación.

Por último, ¿Cómo dirías en una frase cuál es tu mayor área de interés?

No es fácil. Diría que mi vida se ha movido entre ambas vocaciones: la de la ciencia y la de la teología.

Y nosotros, en la Astronómica, seguimos contamos con este colaborador como un gran activo. Un científico divulgador que lleva la Agrupación en sus venas.