ASTRONÓMICA

DE SABADELL

Acceso Socios

Login

Nº de Socio
Contraseña *
Recordarme

¡Atención! Este sitio usa cookies y tecnologías similares.

Si no cambia la configuración de su navegador, usted acepta su uso. Saber más

Acepto

Una cookie es un pequeño fragmento de texto que los sitios web que visitas envían al navegador y que permite que el sitio web recuerde información sobre tu visita, como tu idioma preferido y otras opciones, lo que puede facilitar tu próxima visita y hacer que el sitio te resulte más útil. Las cookies desempeñan un papel muy importante, ya que sin ellas el uso de la Web sería una experiencia mucho más frustrante.

 

Para hacer que no vuelva a aparecer este mensaje, puede aceptar el uso de las cookies o bien debe configurar su navegador para que no acepte de forma predeterminada. A continuación les mostramos como hacerlo con los principales navegadores:

 internet explorer 10 logopng Google Chrome logo   Firefox-logo

Gracias por su atención.

Ramon Moliner

Nuestro colaborador de este mes podríamos definirlo como el prototipo de la persona amable, capaz de escuchar y de hablar horas y horas, dispuesto a ayudar a cualquier aficionado o curioso de la astro-nomía que lo precise.

Seguro que podría haber seguido la carrera diplomática y la habría desempeñado con buena nota, pero, en realidad, su formación de base es técnica, justo lo que antes se llamaba «peritaje Industrial», concretamente en automatismos industriales neumáticos e hidráulicos.

Pero, dicho esto, ¿cómo es posible que alguien tan afable y buen conversador sea tan técnico? Pues bien, las circunstancias de la vida han puesto las cosas en su sitio y le han hecho compaginar su perfil humano, fuertemente social, con su formación científico-técnica. Seguro que en su larga trayectoria profesional ha sido uno de los mejores técnicos comerciales. Es decir, de los que saben hacer bien lo técnico y saben hacer bien lo comercial; de los que consiguen, casi sin quererlo, que los clientes sean sus amigos, convencidos de que pueden contar con Ramon Moliner para sus proyectos y para todo lo demás.

Conocí a Ramón hace unos años en los Observatorios de la Agrupación en el Montsec. La película de los hechos podría ser más o menos la siguiente: me lo encontré cuando iba de mi observatorio a la caseta de servicios («el rancho»). De los saludos iniciales fue fácil pasar a comentar la meteorología y de ésta a una amplia variedad de temas de astronomía y similares. Las risas y la buena conversación hacían pasar el tiempo rápidamente, algo así como lo que Einstein describió como «la contracción del tiempo». Pero, ¡ojo!, si lo que tienes previsto es hacer tiempo para cronometrar una ocultación... estás perdido: llegarás tarde al observatorio.

Con Ramon Moliner, uno de nuestros colaboradores más destacados, tuve, hace pocos días, la siguiente entrevista telefónica:

¿Cómo empezó tu afición a la astronomía?

Recuerdo, en mi juventud, estar tumbado en un prado viendo el firmamento. y ahí empezó todo... Mi interés hacia la astronomía se consolidó años después con visitas al Museu de la Ciència de Barcelona, donde seguí con gran interés unos cursos básicos de astronomía que impartió Josep M. Oliver, hasta que, finalmente, decidí incorporarme a una asociación de astrónomos aficionados de Barcelona.

¿Qué observabas en aquellos tiempos?

Fueron años de observación visual de estrellas variables, utilizando el método de Argelander, con unos prismáticos. Recuerdo unas observaciones que marcaron mi interés: las de la variable R Corona Borealis.

¿Por qué recuerdas precisamente las de esta estrella? —aunque imaginaba cual sería su respuesta, quise preguntárselo para rememorar sus sensaciones—.

Es una variable muy famosa que observé muchas veces. Pero no podía ver en ella ninguna variación de luminosidad hasta que, súbitamente, observé una de sus espectaculares caídas de luz. La emoción que sentí fue muy grande.

¿Cómo evolucionó la afición?

Pasaron unos años de poca actividad coincidiendo con la etapa de crianza de mis dos hijos, pero poco a poco la afición se reactivó y con mi jubilación ha llegado a la plenitud. Hace unos diez años ingresé en la Agrupación Astronómica de Sabadell, adquirí uno de los observatorios de Àger y empecé a practicar la astrofotografía.

¿Cuáles fueron los primeros pasos?

Los recuerdo con mucho cariño. Hacía fotografía química de gran campo con una cámara réflex adosada a un Newton de 150 mm con montura ecuatorial. Después digitalizaba las imágenes y dibujaba en ellas las líneas de las constelaciones. —Ramón no para de sonreír mientras explica sus primeros pasos en la astrofotografía—.

Y ¿cómo fue tu paso al mundo de las CCD?

Antes pasé por las cámaras digitales. Con una Canon 300A tomaba imágenes de cielo profundo...

Dime de que imágenes te sientes hoy más orgulloso.

Comparadas con las que toman hoy muchos de los aficionados de la Agrupación, tengo que decir que son modestas, pero aún así aún conservo, en el protector de pantalla de mi ordenador, una imagen decente de la nebulosa Trífida y tengo otras de destacadas de la galaxia de Andrómeda o del famoso cometa Holmes.

¿Sigues tomando imágenes?

Procuro compaginar distintas actividades, incluso la observación visual. Por ejemplo, recuerdo un sensacional eclipse de Luna. Y de ello a los trabajos, más complejos, con CCD.

Las estrellas variables siguen siendo foco de tu atención...

Sí, pero ahora las observo mediante CCD. Me incorporé al grupo RR Lyrae y allí aprendí mucho de la mano de Josep María Vilalta y de Mercè Correa, entre otros. Primero hacía las observaciones desde el observatorio de la Agrupación hasta que modernicé mi observatorio en Àger, y ahora obtengo las curvas de luz desde allí.

¿Con qué equipamiento cuentas?

Utilizo un telescopio Schmidt-Cassegrain de 235 mm de abertura y una cámara CCD ST8 sin antiblooming.

¿En qué consiste tu colaboración con la Agrupación?

Además de haber sido miembro de la Junta Directiva de la Agrupación en los últimos cuatro años, me responsabilizo de la organización de los campos de observación del Montsec. También hago colaboraciones en nuestra publicación ASTRUM. Por otra parte, participo en el grupo de observadores RR Lyrae y, justo ahora, en la organización de las reuniones del grupo internacional GEOS, que este mes se han realizado en Sabadell y en Àger.

¿Qué es lo que siente un veterano observador como aficionado?

Me abruma la grandiosidad de las distancias de los objetos que observo, tanto las distancias en kilómetros como la distancia en el tiempo. Los aficionados somos auténticos historiadores del Universo.

Has sido hasta hace bien poco miembro de la Junta directiva de la Agrupación…

Esto ha sido culpa de Àngel Masallé. Me convenció para entrar en la junta como vocal y, años después, Xavier Puig me convenció de nuevo para hacer de secretario hasta el pasado mes de marzo. Cuatro años en total, mucho más de lo que había previsto inicialmente.

Bueno, cuéntame alguna anécdota de tus noches de observación…

Una noche, en las proximidades de Sant Feliu de Codines, salí solo para observar el cielo con unos prismáticos. Cuando estaba más absorto en la observación un enorme pájaro me asustó con un graznido. Regresé corriendo a casa con un susto enorme…

Ja, ja, ja… ¡gajes del oficio! ¿Y cuáles son tus proyectos?

Quiero continuar con mi trabajo de fotometría de estrellas variables. Me gustaría ampliarlo a otros tipos de estrellas; por ejemplo las cefeidas. Además me encantaría utilizar estas observaciones para calcular su distancia, emulando los trabajos que Hubble y Leavitt realizaron a principios del siglo pasado. Finalmente, creo que ya me toca actualizar mi blog personal: www.celobertalmontsec.blogspot.com

Pues, ¡mucha suerte con todo ello!