27 febrero 2024
Cuando una estrella como nuestro Sol llega al final de su vida, puede “tragarse” los planetas circundantes y los asteroides que nacieron con ella. Ahora, utilizando el Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo Austral (ESO), en Chile, un equipo de investigación ha detectado, por primera vez, una firma única de este proceso: una cicatriz impresa en la superficie de una estrella enana blanca. Se sabe que algunas enanas blancas canibalizan partes de sus sistemas planetarios. Ahora se ha descubierto que el campo magnético de la estrella juega un papel clave en este proceso, dejando una cicatriz impresa en la superficie de la enana blanca. La cicatriz que el equipo observó es una concentración de metales impresa en la superficie de la enana blanca WD 0816-310, el remanente del tamaño de la Tierra de una estrella similar, pero algo más grande que nuestro Sol. Los metales se originaron a partir de un fragmento planetario tan grande o posiblemente más grande que Vesta, que tiene unos 500 kilómetros de diámetro. El equipo descubrió que la fuerza en la señal que detectaba los metales cambiaba a medida que la estrella giraba, lo cual sugiere que los metales, en lugar de extenderse uniformemente, se concentran en un área específica de la superficie de la enana blanca, concretamente en uno de sus polos magnéticos. Más información en el ESO