17 septiembre 2022
El gigante Saturno gira en un ángulo de 26,7 grados en relación con el plano de su órbita, algo que se aprecia claramente en la inclinación con que vemos sus anillos. Se creía que esta inclinación provenía de las interacciones gravitatorias con Neptuno, ya que la inclinación de Saturno avanza, como un trompo, casi al mismo ritmo que la órbita de Neptuno. Pero un nuevo estudio de modelado realizado por astrónomos del MIT y otros lugares ha descubierto que, si bien los dos planetas pueden haber estado sincronizados alguna vez, Saturno ha escapado desde entonces a la atracción de Neptuno. Se propone ahora que anteriormente hubo otro satélite, denominado Chrysalis, que orbitó Saturno tirando de él de una manera que mantenía su inclinación u "oblicuidad" en resonancia con Neptuno. Según el modelo, Chrysalis tenía aproximadamente el tamaño de Iapetus. Hace unos 160 millones de años, Chrysalis se volvió inestable y se acercó demasiado a su planeta en un encuentro rasante que lo desintegró y provocó los anillos. La pérdida del satélite fue suficiente para sacar a Saturno de las garras de Neptuno y dejarlo con la inclinación actual. La desaparición del satélite se cree también que produjo que el satélite Titán se esté alejando de Saturno unos 11 cm por año. Más información el MIT.