11 octubre 2020
En la madrugada del 30 de junio de 1908 una explosión masiva arrasó bosques enteros en una región remota de Siberia oriental a lo largo del río Tunguska. Curiosamente, la explosión no dejó ningún cráter, creando un misterio que ha desconcertado a los científicos desde entonces: ¿qué pudo haber causado una explosión tan grande sin dejar restos de sí misma? Daniil Khrennikov, de la Universidad Federal de Siberia, Rusia, y sus colegas, han publicado un nuevo modelo que podría resolver el misterio. Según este modelo la explosión fue causada por un asteroide que rozó la Tierra, ingresó en la atmósfera en un ángulo poco profundo y luego volvió a salir al espacio. Este modelo se ajusta mejor a lo que vieron los pocos testigos presenciales. Describen cómo "el cielo se partió en dos", una gran explosión y un incendio generalizado. El nuevo modelo indica que el impactador viajó unos 700 km a través de la atmósfera antes de la explosión, que era un meteorito de hierro con un tamaño de unos 200 m. Si hubiese chocado directamente con la Tierra habría provocado un cráter de 3 km y habría tenido efectos catastróficos en todo el planeta. Más información en SFU.