27 agosto 2020
La mayoría de las galaxias espirales, como la nuestra, albergan en su centro una gran estructura en forma de barra. El conocimiento del tamaño real de la barra y su velocidad de rotación son cruciales para comprender como se forman y evolucionan las galaxias. Sin embargo, estos parámetros aplicados a la barra de la Vía Láctea han sido fuertemente cuestionados en los últimos 5 años. Los estudios de los movimientos de las estrellas cercanas al Sol encuentran que la barra es a la vez rápida y pequeña, mientras que las observaciones directas de la región central galáctica coinciden en una barra significativamente más lenta y grande. Un nuevo estudio, realizado por un equipo internacional, sugiere que tanto el tamaño de la barra como su velocidad de rotación fluctúan rápidamente en el tiempo. Cuando la barra y un brazo en espiral se acercan, su atracción mutua hace que la barra se desacelere y la espiral se acelere. Una vez conectadas, las dos estructuras se unen y la barra parece mucho más larga. Observaciones recientes han confirmado que el brazo espiral interior de la Vía Láctea está actualmente conectado a la barra, lo que ocurre aproximadamente una vez cada 80 millones de años. Más información en RAS.