Tengo que admitir que la Luna no está entre mis preferencia astronómicas, pero había que aprovechar la oportunidad de asistir a la convocatoria de nuestra Agrupación para observar el eclipse de este viernes 27 de julio.

Llevo un tiempo experimentando con un sencillo kit de iniciacion a la videoastronomía, de modo que preparé el equipo (teles, el kit comentado, baterías cargadas a tope), y no sin una cierta duda dejé en casa los oculares, excepto el que incorpora el reticulo iluminado que utilizo para la alineación. Grave error, como luego se verá.

A mi llegada a la explanada del observatorio, donde ya había una buena concurrencia de curiosos y aficionados, me situé al lado de un colega que estaba plantando su excelente SC de 8” en una Losmandy, preparé mi modesto 6”, y a esperar a que oscureciese y apareciera el artista invitado, la Luna.

La tarde ya se había mostrado algo nubosa, y la noche no se presentaba mejor. Entre brumas se adivinaba, mas que se veía, una luna rojiza y extremadamente tenue, así que empecé la rutina de alineación. Como no había estrellas a la vista, haría la alineación con un solo objeto, en este caso la luna, y aquí empezó el desastre. No hubo manera. A pesar de centrarla en el buscador, no se veía absolutamente nada en el ocular reticulado, que es de 12,5mm y proporciona 120x. Un par de pruebas para comprobar que el buscador estaba bien centrado (lo estaba) y vuelta a empezar. Nada de nada. Me vino a la cabeza el comentario de un colega en un foro americano, en el sentido de que quizá un telescopio no era lo mas adecuado para ver el eclipse en su fase central. Y mientras tanto estaba rodeado de un monton de curiosos que ansiosamente y casi a empujones me preguntaban si podían mirar. En casa, hubiese puesto mi 24mm, seguro que habría visto la luna, y hubiese intentado hacer un video. Aquí eso era impensable.

Afortunadamente, Marte vino al rescate. Las condiciones eran horribles, pero se pudo ver una pequeña esfera rojiza enmedio de un reticulo, que fué suficiente para satisfacer la curiosidad del personal. La bomba fué la esporádica visión de Saturno, cuyos anillos a pesar de las condiciones causaron la sensación. Mientras tanto, el cielo estaba prácticamente cubierto, y la visión de Mizar acabó una sesión de la que me llevé la gratificante sensación de haber facilitado a los asistentes hacer realidad acceder a este mundo fantastico aunque fuese durante el breve momento de mirar por un ocular.

A ver si en una próxima oportunidad puedo observar un eclipse de luna en directo. Saludos.